Reproductor de música

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Otoño

Siempre he querido reflejar en mis letras esos sentimientos que nos tumban en momentos concretos de nuestra vida, como por ejemplo en otoño:

 La sensación de subirse a un tren, el vacío que sientes en tu pecho cuando se queda alguien esperando en el andén, o cómo va paulatinamente creciendo la aceleración mientras asciendes por las escaleras mecánicas del metro, esa luz cegadora al llegar a la cima y esa sonrisa cálida que recibes de alguien que te espera. Saber por lo tanto, que toda despedida significa un reencuentro. El pasear por una ciudad: descubrir y explorar, tal y como lo haces con la persona que está a tu lado. La expectación de escuchar todas sus palabras, fijarse en cómo se mueven sus labios mientras describe la vida o admirar el pestañeo que dejan entrever la mirada más primaveral de tu vida. El deseo interior de que te acaricien la mano en una sala de cine, y que al salir te dejen su chaqueta porque el frío de septiembre comienza a calar en tus huesos, y saber también, que quizás ese mismo frío será tapado por un cuerpo desnudo horas más tardes. Las lágrimas que acompañan a la inseguridad, el miedo a dañar, el decir adiós a alguien, y la vuelta a otro frío muy distinto, el de la soledad, ese que nadie nos va a quitar, pero que nos llega a encantar… Vuelta a la libertad, a un mismo, a nuestro invierno


Es interesante el otoño, tan interesante como la vida, o como las relaciones amorosas: todo comienza con el calor de verano, la juventud, el placer, lo esporádico; y acabas, porque todo termina, en el más crudo invierno




Soy un Sauce Llorón que cuando llega el otoño
seca sus lágrimas.




Buenas noches a todos, como siempre espero que disfrutéis y recordad que ya queda poco para el invierno, la estación más bonita del año. 

Laura, Lala. 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Septiembre

Hoy he vuelto a coger el bolígrafo y he hecho balance de daños. No sabía por dónde empezar, y comencé sentándome frente al espejo, observé cuánto reflejaba el cristal y para mi sorpresa, no había nada fuera de lo normal. Sin cambios, mi rostro seguía siendo el mismo, algunas ojeras de más, pero era yo. Sin embargo, tantos meses sin escribir no habían pasado en balde…

Sumé los errores que cometí, cuantas veces me mordí las ganas, las veces que me traicioné, el darle importancia a la razón y ver como fluías entre mis manos como si de agua se tratase, tus besos, mis llantos, tanto como te exigí para nada, los versos, las miradas, Viapol, aquella noche, las estaciones, Sevilla, y todo un curso emocional… 

Me he suspendido a mi misma
y aquí estoy: 
sentada, en mi sofá, 
viendo pasar a Septiembre, 
sin intención de repetir o recuperar, 
porque nada será como antes… 





Dije que dejarías de leerme, 
cuando yo dejara de escribirte, 

no ha hecho falta lo segundo. 



Esto no quiere decir que vuelva a escribir... simplemente, echo de menos muchas cosas.

Un saludo, Laura, Lala. 

Sed felices, que es el objetivo que no podemos perder de vista.