Reproductor de música

sábado, 29 de noviembre de 2014

Rosetón

A Él:


Aún conservo, aquel llavero
con tu nombre;
el recuerdo de nuestro beso,
sentados en el frío muro;
nuestras fotos en el Rosetón;
tu sonrisa,
la mía,
que por aquel entonces empezaba a florecer
porque eras la primavera de mi vida,
y lo sigues siendo.
Conservo nuestras noches de cartas,
de poker, de poli-cacos,
buscarnos a tientas en el sótano de Enrique...
Conservo cada día,
cada abrazo, cada guiño...
Fuiste mi Tíramo,
mi Perlimplín, mi Romeo,
mi Dragón...
y conservo cada segundo
que estuve contigo sobre un escenario.
Conservo tus cartas,
todas y cada una de las palabras que me dedicaste
en ese amor puro e infantil.
Conservo el "Adiós" que te dije,
el "Hola" al volver,
tu mano cálida sosteniendo la mía...
conservo cada vez que me planté
en tu casa llorando
porque me habían roto...
y conservo cada momento que estuviste
a mi lado o en la distancia,
pero que estuviste;
como también conservo
cada vez que te vi llorar...

Y de todo esto,
lo mejor es que yo,
aún te conservo.
Perderme en tu abrazo,
ese que echaba tanto de menos,
me ha servido para encontrarme,
a mi,
y a la niña de cinco años,
ocho, diez, trece, quince;
y a la mujer que soy ahora...



A Él, por vivir toda una vida conmigo; por ser un gran amigo y mejor persona...
Ojalá muchos años conservándote, aunque solo sea en la distancia.

Buenos Días, Laura.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Extrema Debilidad

"Estoy perdiendo vida...
Improvisando cada día 
alguna excusa que me ayude a sentir bien...
Y ya, nada me alivia.
ese dolor no se mutila
y cada vez, me cuesta más ponerme en pie...
Extrema debilidad, 
que cada noche me desvela, 
y me devuelve a la realidad.
Hasta la sangre se me hiela,
lo llena todo de oscuridad...
y me condena a Cien Años de Soledad...."




Llevo mil y un día encerrada en esta cabeza que me ahoga. Mil y un día, en este cuerpo bodrio que se deshace por momentos. Mil y un días llorando en lo más sombrío de mi corazón. 
Sé que mi yo interior está jugueteando con mi corazón. Lo estruja tan fuerte que solo me queda retorcerme de dolor. Sé también que ella quiere salir, que se muere de ganas de soñar y de amar. Pero no. No es tiempo para eso. Y así está, llena de irá y desesperación, clavándome puñales por dentro, haciendo que me desangre lenta y dolorosamente. Y sé que si la dejo salir es para ver como sufre de nuevo, y prefiero sufrir yo, a que ella tenga que pincharse una y otra vez, los dedos, con las agujas de remendar su corazón. 

Y así estamos, mi yo soñadora haciéndome tener pesadillas por no dejarla en libertad; y mi yo racional que está entrando en locura, tanto que solo se desahoga por las noches gritándole a los fantasmas de su habitación.




Un saludo, Laura, Lala. 



domingo, 16 de noviembre de 2014

Noviembre sevillano

18:21

Como se nota que la Navidad está a punto de llagar. Aún no han puesto las luces en la Avenida de la Constitución; supongo que faltará poco para ello, porque hoy, la calle está a rebosar de transeúntes, y seguramente de aquí a unas semanas se cortará el tranvía por las congregaciones masivas que habrá. Entonces la idea de venir a pasear por aquí será una opción maravillosa. He venido a perderme al centro por si me encontraba (a mi) de casualidad, por si te encontraba, y la verdad es que ni una, ni otra. Me he tirado dos horas persiguiendo a personas, y he acabado sentada a los pies de la Giralda, esa que observo a lo lejos, cada noche, desde mi octavo. Todo el mundo me mira, supongo que nadie ha visto nunca a una pelirroja escupir fuego y derramar el té sobre un cuaderno de notas, y no los culpo, soy extremadamente torpe, y las ansias por probarlo, me han quemado; como en más de una ocasión me he quemado por intentar probarte. Ya ves, no aprendo, o no quiero aprender. 

Si me he sentado aquí, es por el tráfico de personajes que dan rienda suelta a mi imaginación: desde parejas felices, hasta solitarios como yo que solo quieren un descanso... 

Me preguntó cuando se enfriará el maldito té, y de golpe un niño se me queda mirando. Le sonrío. Me sonríe. Parece infeliz, y ese polo azul marino le aprieta, no puede respirar. En cierto modo, lo compadezco, tiene una madre estirada. Esta le tira del brazo. Él sigue mirándome y sonriéndome. Le daría un poco de té, sino quemase; y quizás haríamos aviones de papel con las hojas de este cuaderno; aviones tan, tan bien hechos, que volaríamos -los dos juntos- alrededor de todo el mundo y subiríamos a lo más alto, para ver así, el bullicio que se respira en Sevilla, un domingo. Tristemente, no se puede quedar conmigo esta vez. Me despido con la mano y le deseo suerte en su futuro de abogado, médico, o quizás banquero. Sé feliz, al menos. 

Comienza a refrescar, y esta cazadora vaquera se queda corta, aún así quiero seguir aquí, imaginándome la vida de los demás, y olvidándome de la mía. Busco víctima. Ya sé. Justo en frente, a diez metros a la derecha, hay un señor tocando el violín. He parado la música, y me he puesto a escucharle a él. Si lo he escogido, ha sido porque tocaba Moon River, y si algo es esta melodía, es soñadora. Cierto es, que hace tiempo que no sueño como antes, qué sé yo, los achaques de la vida. Aún así, si miro a mi alrededor, mis problemas, en comparación, se quedan pequeños. Allí, a tres metros del violinista desconocido, reposa una mujer sobre cartones, está dándole de comer algunos granos de pienso a un gato atigrado. Yo por lo menos tengo la suerte de poder estar aquí, quemándome otra vez con el condenado té, pero sabiendo con certeza que esta noche dormiré bajo techo y podré cenar algo. 

Todo el mundo va y viene, vienen y van, y aunque tenga la música de nuevo puesta en mis oídos, puedo escuchar las carcajadas, los gritos, los besos, las palmaditas en el trasero, los “¡Para, que hay gente!”... ¡Qué bonito es meterse mano en público!

A mi lado, un señor mayor se sienta sobre la fría piedra. Intuyo por la bolsa que viene de la Feria del Libro que han puesto en Plaza Nueva. Taconeo. Taconeo. Carrito de bebé. Bicicleta. Pajarito de notificación. Tranvía. Y vuelta a empezar; con tanto ruido, me pierdo. El señor saca lentamente sus compras, y para mi sorpresa, mientras las ojea veo un ejemplar de Alberti. Se encienden las luces de la avenida, me viene bien, me estaba quedando ciega. Una pelota rueda hacia mis píes, y detrás de ella una niña rubia, con una mirada verde e intensa. Al otro lado, un fotógrafo me dispara ¿estoy muerta? No, es broma, me ha hecho una fotografía... pienso que al menos, quedaré inmortalizada en la vida de alguien, aunque sea completamente ajeno a mi, espero que capture mi alma... Voy a darle un sorbecito al té... ¡Me cago en todo! Tras media hora, sigue hirviendo...
Taconeo...taconeo...tranvía... y el señor de al lado, comienza a leer... ¿estará leyendo mi poema favorito? Y sus versos se pasa por mi mente... 


“Dejé por ti todo lo que era mío. 
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas 
tanto como dejé para tenerte.”


Acaba de aparecer alguien, tendrá 40 años. Me ofrece tabaco, niego. Continúo escribiendo, pero por respeto me despojo de los auriculares; él comienza a hablar solo. Esto es lo que tiene Sevilla ¿no? Nunca sabes que te va a suceder. Aunque no le hago mucho caso, sé que está hablando de la catedral... no soy mucho de fé, ni de esperanza amigo, lo siento, las perdí hace tiempo ambas. Continúo inmersa en la ciudad, y en mi misma. 

Damien Rice vuelve a sonar en mis oídos, su voz triste y melancólica acaricia mi ser, y lo acompaño al ritmo que escribo. 

Es curioso, porque los únicos que caen en mi presencia, son los niños. Me sonríen. Me ponen caras... supongo que en cierto modo, soy agradable a la vista, aunque solo sea a la de ellos. Sorbecito de té... y ¡Uf! ya se puede beber. El señor Alberti (así lo he llamado) se levanta, me hace un gesto con la cabeza, y se pierde entre la multitud... ¿Debería volver yo a casa? La verdad es que no tengo ganas de encerrarme en mi habitación, la misma que tantas veces me protege, ahora me mata. Ella me recuerda la soledad que tengo alrededor y aquí me siento bien, una más... aunque no tenga nada que ver. 

Llego a la conclusión tras quedarme fija en el café de al lado, que pasan los años, como está pasando toda esta gente; y ni siquiera, le prestamos atención a lo que sucede, solo una loca es capaz de inmortalizar esos momentos en un cuaderno con ojos saltarines... pasa el tiempo, y cuando nos damos cuenta, estamos sentados en una escalera de piedra, con el culo congelado, y añorando cosas que jamás tendremos... 
Porque a veces, y solo a veces, sucede que sí que hay alguien que está destinado a esperar, y parece que soy la excepción entre el millón, o por lo menos, entre los que han pasado por aquí... y quizás, y no quiero pesarlo mucho, tú, has pasado mientras yo estaba con la cabeza agachada escribiendo...

El té se ha enfriado, y mi bolígrafo empieza a fallar. Tendré que comprar otro. Ahora sí que pienso que quizás sea mejor que vuelva, quién sabe... quizás por el camino me cruzo con tus ojos verdes, esos que un día vi remover el café, aquí, en Sevilla... esos que me han quitado más de un verso, más de un suspiro. 

19:40, Sevilla. 16/Noviembre/2014




Sé que es mucho, pero bueno, ahí está para quien quiera leerlo. También sé que es lioso, pero he decidido plasmar tal cual estaba sucediendo. 

Buenas noches, Laura, Lala. 


viernes, 14 de noviembre de 2014

Goodbye my lover...

 Amanece. Y entre quejas y gruñidos despierta. Su piel blanquecina brilla con la tenue luz que entra por las rendijas de la persiana, la cual en seguida, levanta tras descorrer las cortinas. Los rayos del nuevo sol le ciegan. Hace frío. Se envuelve en su bata de terciopelo negro y sale a la terraza. Se sienta en el muro que limita el suelo del abismo, y enciende un cigarro.

Entre calada y calada, se pregunta cuánta distancia habrá desde ahí a la tierra, o si sobreviviría a la caída. El humo se pierde en el cielo azul, y su mirada en la ciudad. Piensa que seguramente alguien en otro piso estará en la misma situación, preguntándose cosas tan estúpidas como: ¿Cuántas sábanas se necesitarían atar para escapar de la rutina? ¿de la realidad?

Sin quererlo, el aire le trae una fragancia familiar, y el vértigo se acrecenta en su estómago. Entra a la habitación. Al fondo la cama revuelta.

Sentada en el filo del colchón, se despoja de la bata. Aún lleva su camisa... lentamente comienza a ponerse sus medias de cristal... y se viste de la misma forma que muchas veces la desvistieron a ella.

Subida ya en sus zapatos de tacón, lista para salir, se da cuenta de que amar no es ir de cama en cama buscando la esencia que dejaron otros en la tuya... pero esta vez, esta vez le da todo igual. Cierra la puerta y se va, se va en busca de aquello que perdió entre sábanas frías, llenas palabras sin sentimiento.



Goodbye
Por: Laura López

Todo material propio, ya sabéis.
Un saludo, y besos, Laura, Lala.

#3

No que da nada ya, 
que me salve de la caída más atroz. 

No hay colchón que frene
el impacto al saltar desde tan alto.

He subido, 
como sube un cohete con dirección, la luna.
Esa luna que se refleja
noche, tras noche, en el mar; 
allí donde quedaron depositadas tantas esperanzas. 

Amélie, ya no me calma...
 ...y Damien Rice, 
viene recordándome con cada canción, 
la soledad que duerme conmigo, 

en esta cama para dos.



Buenas noches, paso veloz por aquí, como lo hago por vuestras vidas. 
Lala, Laura. 

martes, 4 de noviembre de 2014

The Greatest Bastard


"I made you laugh, I made you cry..."

Y así fue, 
¿Cuántas carcajadas se perdieron 
con su eco en el silencio de tu habitación?
¿Cuántas veces lloré por todos 
los "ojalás" que ofrecía nuestra relación?

"I made you open up your eyes
Didn't I?
I helped you open out your wings,
Your legs, and many other things
Didn't I?"

Y así fue, 
como también abriste 
todas y cada una de las fortalezas de hielo
que había creado en mi fría soledad. 
Abriste mis alas,
pero también me enjaulaste, 
como se encierra a un 
ave al que tú mismo le enseñaste a volar. 
Y de nada sirvió, 
escapé. 
Escapé porque se te olvidó 
cerrar mi puerta, 
pero no abrir 
mis piernas.
Y no te lo echo en cara, 
pues yo era la primera 
que quería, 
y siempre fue así.

Y ahora te preguntas que si fuiste un hijo de puta, 
y la verdad es que no, 
caí en tus redes, 
me solté del saliente 
para caer hondo, 
en tu abismo, 
no luché...
la culpa es solo mía. 

Y ahora te preguntas que si eres el que más me ha dolido, 
y la verdad es que sí, 
escueces como sal en la herida, 
y este corazón lleva ya muchas,
otros vendrán y dolerán,
así es la vida,
unos vienen,
otros se van,
y a ti,
te dejé marchar...
porque ya nada nos unía...
porque solo nos amábamos en el momento,
y después si te' visto no me acuerdo,
pero si me desvestías...
¿no me olvidarías?

Y ahora te preguntas si eres al que estaba esperando, 
si sigues soñando...
Y la verdad es que no te esperaba, 
no tenía pensado este accidente sentimental, 
ni nada de lo que pasó, 
ni quererte hasta doler,
ni verte llorar, 
ni sufrir ambos por todo lo que conllevaba
la causa/efecto 
de nuestra situación.

"Some dreams are better when they end..."

...qué razón...

Y ahora te preguntas al despertar, 
que por qué estoy en tu cabeza, 
y no en tu cama.
Por qué me fui,
por qué salí volando...
por qué solo me ves en sueños... 
Y como siempre pasa, 
te preguntas solo por mi, 
y no preguntas
¿qué fue de ti?
No fui yo la que opto por el silencio, 
yo no fui la que cayó en el olvido, 
pero tú sí que caíste en el mío
y ya solo eres un recuerdo...

Y ahora inocente señalas, 
que hemos luchado para nada, 
para nada no;
que hemos roto todo lo que conseguimos, 
y qué se le va a hacer 
si el viento sacudió nuestro castillo naipes...

No es lo mismo dejar marchar, 
que empujar a alguien fuera de tu vida, 
y tú con tu indiferencia lo hiciste...

Y ahora te preguntas:
¿Por qué?

No diré que no te conozco, 
no diré que no estás aquí, 
no diré que no te amé,
porque fue así, 
y lo sabes,
sé que lo sabes...

y en algún lugar de tu vida, 
estaré yo, 
para recordarte que supiste amar, 
pero que la vergüenza te cegó, 
en algún lugar de tu vida, 
estaré yo, 
para recordarte, 
que los sueños a veces, 
son mejores cuando acaban;
pero que hay sueños que son reales,
y ahí estaré yo, 
como ese sueño que deseas revivir, 
y que jamás volverás a tener. 








Hoy ha salido a la venta el nuevo disco de Damien Rice, y bueno no hago esta entrada para darle publicidad, ni mucho menos, la hago para recomendarlo como gran, gran artista; eso sí, no apto para personas muy sensibles, porque él lo que hace con cada estrofa, cada acorde es removerte todo el alma, y anoche de madrugada di con esta canción Greates Bastard, y me sacudió muy fuerte... como me decía un gran amigo "me he quedado como una gelatina tras un terremoto". 

Un beso enorme, Lala, Laura. 

PD: Gracias a todos los que me visteis en el Streaming sobre el blog.







lunes, 3 de noviembre de 2014

Desastres y otras cosas de Domingos

Se hace tedioso el domingo, aunque ya teóricamente es lunes, como cualquier otro día sin falta de acción. Es tal el aburrimiento que una decide salir, a ver qué se cuece en la ciudad que contemplo desde mi octavo. 

Vestirse de negro para no llamar la atención y ser el centro de muchas miradas sin saber por qué… supongo que no es muy normal ver a un metro cincuenta y nueve pelirrojo preparado para un funeral; no es muy normal ver a unos cuarenta y seis kilos pululando por ahí con unas plataformas de cuatro centímetros con estampado "leopardesco". Supongo que será por las ojeras, o por la mirada perdida que me acompaña hasta cuando cierro los párpados. Vestirse de negro para ir al teatro… desconectar del mundo sobre una butaca aterciopelada de color rojo… y tristemente, no conseguirlo… 

Hoy ha sido de esos días en los que salir para despejarse ha sido un error. Has vuelto como vuelven las golondrinas en primavera, y has vuelto a doler. Te he ido buscando en cada rostro que se cruzaba conmigo, y sin querer, te he visto esperándome en uno de los bancos de Plaza del Duque. ¡Qué tontería la mía! Qué ilusa pensar que aquellos ojos marrones que seguramente esperaban, caídos en el banco, a una chica -no yo-, podrían compararse con tu verde melancólico. 

Si has vuelto -tú- para doler, otras cosas más han vuelto… las ansias de subir a un escenario, de dejar mi vida aparcada y ser otra persona distinta, de mirar al frente y verlo todo de negro, y no precisamente por la soledad que llevo a cuestas, o por todo lo que echo de menos. Quien sabe de lo que hablo, entenderá esas ganas de llorar hasta con la comedia más divertida, y no de sufrimiento, llorar por el sentimiento que te causa el no estar ahí arriba.  

Y entre tú, y mis anhelos artísticos, he vuelto a casa cabizbaja como de costumbre… porque ya es rutina el estar hecha una mierda emocionalmente hablando, pero hoy ha sido un plus que el destino me ha querido regalar. He vuelto paseando por Sevilla, entre transeúntes insípidos que solo miran pantallas que el tiempo fundirá, como funde nuestras propias vidas.

Yann Tiersen en mis oídos y el mundo desplomándose bajo mis pies. 

Parejas que se lanzan miradas de complicidad. Meterse mano públicamente. Besos. Y yo mirando con mi ojo de Shinigami, cual mala pécora, su esperanza de vida en la relación; creo que nunca viviré eso, y sí, nunca digas nunca jamás, pero una con el tiempo se da cuenta de la materia de la que esta hecha, y la mía es la soledad. 

Rutina. 

Soledad. 

Rutina. 

En fin, días, momentos, personas, recuerdos, anhelos… 
Tus ojos verdes, tu sonrisa mientras removías el café….
Yo y mi manía de ir de negro…

Cosas de la vida, te he buscado y he encontrado lo que más miedo me daba...

... el que no estás… 

…y este puto frío que se hace de rogar, y no quiere darme cobijo este año...



Doy por desastre esta entrada, he perdido por completo el hilo. 



Buenas noches, besos, Lala, Laura. 



domingo, 2 de noviembre de 2014

Nocturno III (vía @underthemystery )

Siempre quise
gritar a los cuatro vientos
que vive la poesía.


Que vive en ti,
que vive en mí, 
que sólo un susurro tuyo
tiene más poesía
que cualquier lograda antología.


Que si el batir de una mariposa
despierta huracanes,
no quieras saber
lo que despiertan las musas,
a las tres de la madrugada
una noche de verano.

Siempre quise
exponer mi alma
a través de una poesía.

Sí, esas tonterías,
que se quieren decir,
que se podrían escribir,
pero que al final se callan
como la puta más barata;
y oye, qué cosas,
y qué de gilipolleces
puedo soltar de vez en cuando.
Borracha de euforia,
sí, sintiendo cómo se
enciende mi boca,
pero sólo es el alcohol;
o tal vez tu ausencia,
tu recuerdo,
quien me enciende;
pero la noche es larga,
y las ojeras
más oscuras que la noche.


Siempre quise
susurrarte al oído
que eres poesía.


Eres poesía.
Eres poesía.
Eres la poesía 
más jodidamente 
complicada de exponer.
Y qué orgullosa me siento
de gritarlo a los cuatro vientos.
Porque, ¿si fuese fácil
qué alimento produciría 
para mi alma?
Un hueco extraño,
y poco más.

Siempre quise
escribir poesía
directamente de tus labios.


Y no me ubico,
sólo escucho
nuestra banda sonora,
sólo miro
el cielo estrellado,
las estelas ardiendo;
chico, yo también ardo
con el simple roce
de tus dedos.

Porque no eres Pachelbel,
ni Chopin, ni Bach,
ni Debussy, ni Liszt,
ni Mozart, ni Schubert,
ni toda esa retahíla de pianistas
de renombre,
pero compones música
con un solo susurro
y con tus besos
resonando en mi espalda.

Technophobia ( Vía @Arzuken )



Nada,

4 latas,

un libro de Orson S. Card,

otro de Murakami,

bocatas – y las rimas

serán por cumplir,

no soy fan-

Olor a sal,

piel mojada,

carreras en la arena,

piel quemada.

Piensas en Neruda

citado por Bukowski,

“agonía, siempre agonía”

-VERDAD-

y te da igual.

Estás lejos de tu vida,

lejos del Sol,

24 horas en modo avión

junto a la terrible

y pura idea

de que la nada

-NADA-

es fuente

de felicidad.

Evasión, siempre

Evasión

-Repito-

latas, libros, familia,

mar – perder la cuenta

de mujeres en topless –

Un día que

no espera a nadie,

del que no esperas

nada.

Estás a millas

de tu océano social

2.0, libertad.

No tengo mucho

-si no actualizas tu mirada-

y tirar del absurdo fácil

no haría justicia

a la inmensa satisfacción

de volver a la esencia,

de apreciar

lo sencillo

- Me explico-

No tengo 100 mensajes

en espera

ni 15.000 seguidores

que cuidar,

me sobran 317 puntos

en Series.ly

y no me llegan 20 tetas

por Snapchat

- con tocar alguna

vamos bien-

Tampoco sé contar

mi vida en Ask.

Cumplo mi programación,

y me preocupo

por mantener a cero

mi barrita inútil

de ego virtual

- En fin-

La calma es vida

en un mundo nervioso [tac]

tóxico, [tac] y atestado

de silenciofóbicos,

ruidoadictos y

rutinas de pantalla [tac]

en las que basta

un click al offline

para ver

que la vida está

cuando no estamos

en ella,

donde

no debamos estar.