Reproductor de música

domingo, 25 de octubre de 2015

Y así vamos...

Cinco minutos después de que tu tren llegase, de forma gradual y al ritmo de las escaleras mecánicas, apareciste tú. Recuerdo como abrazada a mi te rompiste en mil pedazos y yo que soy tan torpe en estas ocasiones, intenté recomponerte uno a uno. La gente comenzó a hablar entre sí, mirando hacia donde estábamos nosotras, quizás por lo atípico de la escena, quizás por la ternura que causaban esas lágrimas tan sinceras e inocentes que caían por tus mejillas. Y sin embargo, poco importaba en aquel momento, hay amores para los que la sociedad no está preparada. 

Volamos, y Sevilla estaba tan preciosa, y tú tan deshecha, y yo tan perdida... 

El miedo de encontrarte al pasado en cada esquina, la angustia de recordar todos los hoteles que descubriste, los restaurantes que visitaste... la ciudad entera te dolía y yo que había tenido ese mismo dolor, te entendía. Sabía el porqué de ese vacío tan amargo que sentías en tu interior, sabía la razón  de esas miradas hacia todos los lados... la búsqueda del eterno fantasma. Entendía esas ganas de desaparecer... yo estuve en tu piel y también desee mi propia muerte; sin embargo, supe reponerme como tú lo harías más adelante. 

Caminabas y aunque sonrieras, tus ojos solo mostraban tristeza, tus ojos solo buscaban los suyos; y para mi que siempre buscaba lo mejor de ti, era desesperante. Seguía habiendo fondo en tu vida y mientras siguieras cayendo, jamás intentarías buscar la salida. Seguía habiendo cosas por hacer, seguía habiendo besos no dados, relatos sin finalizar, canciones sin bailar, lugares por visitar... y tú en cierto modo, querías que eso siguiese así; y sin embargo, te entendía, yo también me habría aferrado a cualquier cabo suelto, para estar siempre en mi pasado. No te culpo. 

Llorabas, llorabas sobre mi, sobre tu almohada y como un niño chico al que le quitan una piruleta, te decías a ti misma que no lo entendías, y yo sé que era así, no entendías por qué querías tanto a alguien que te hería, no entendías por qué todo el mundo desaparecía, no entendías por qué te usaban, por qué mentían, por qué tenías tan mala suerte... y te volví a entender, porque yo también me había dejado usar en busca de todo lo que me dieron en otras camas y ya no volvería a tener. 

Volamos, y Sevilla estaba tan preciosa, y tú mucho mejor y yo que tanto creía haber superado, que no lloraba en público, que tan fría había sido siempre, acabé rompiéndome en mil pedazos sobre ti y tú que tan torpe eres en esos momentos, intentaste recomponerme pieza a pieza. 

Y así vamos, desde que nos conocimos.




Buenas noches, espero que os guste, Laura, Lala.

PD: 707


domingo, 18 de octubre de 2015

Parafernalia lingüística


Vistamos de fiesta todos estos versos. 
Floripondios, perfumes caros, 
y un par de tacones elegantes.

Llenemos mis letras de raras palabras, 
de hipérbatos o aliteraciones,
de bonitas metáforas
que me hagan subir de estatus
y bajen a lo más profundo
eso que quiero esconder
con tanta parafernalia lingüística: 

el más cursi y sincero...


...te quiero...



¡Hola! Hoy os  traigo un poema que se sale de la línea drama/depresión que suele llevar el blog. Es cortito, pero bueno, ya os traeré algo mejor. 
Gracias por la paciencia de mis ausencias. 
Un beso, Lala, Laura.