Reproductor de música

sábado, 22 de octubre de 2016

Si es contigo

Creí haber descubierto una ciudad entera. Me sabía cada esquina, cuánto tardaba cada semáforo en cambiar, el ruido de los coches, el tintineo de las llaves de mis vecinos, el acento dulce de la panadera, el horario del metro, cada parada, los bares, las caras de las personas, la velocidad del ascensor, los teatros, las librerías... El tiempo exacto de su casa a la mía. 

Creí haber entrado en un bucle del que no podía salir: rutina, el ir y venir por calles idénticas cada día, la misma música, los mismos pensamientos, el mismo dolor; solo hastío. 

Son las 22:48, llueve. He recordado tu voz casi desconocida invitándome a una copa, la amabilidad en tu sonrisa cálida, tenue. El beso de un mar alumbrado tan solo por ese haz de luz que emite ese faro. Nosotros a sus pies y el silencio roto por las olas. Dormirme con tu olor, dormirte sobre mi pecho; y al día siguiente, despertarme con la tranquilidad de saber que aún no te irás. Sin prisas, sin pausas: vivir. El viento que hace volar mi cabello cuando voy contigo, sobre esa moto, que me hace sentir un poco más libre. La velocidad, el vértigo cuando te acercas, cuando sin querer nos perdemos en este cuarto con vistas a Viapol, vistas que ya no duelen gracias a la paz que has traído a mi vida.

Son las 23:32, sigue lloviendo. Hace un par de horas que te fuiste y la ciudad comienza a parecer otra si es contigo. 





El hogar son las personas, 
eres tú. 









Hay momentos en los que uno simplemente deja de escribir porque las palabras se le atragantan entre los dedos, la tinta no fluye y todo lo que se sangra, se llora, no sirve para nada. Pero volvemos a escribir, siempre. Volvemos si es lo que nos gusta y la única manera de reflejar lo que de verdad sentimos. 
Gracias.