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martes, 29 de abril de 2014

Levedad

Ahí, espérate ahí. 

No te muevas. 
Déjame retratarte. 
Déjame captar
los primeros rayos de sol,
que comienzan a rozar tu piel;
quizás del mismo modo
que lo hicieron mis manos anoche. 

No te muevas.
No te muevas porque estás preciosa. 
Déjame observarte solo un segundo más,
déjame ver tu desnudez más natural. 
Esa desnudez,
que este amanecer está salvando;
salvando digo, de las penumbras 
que habitan en mis sábanas, 
salvando quizás de mis penumbras. 

Y no, no te vayas, no caigas de nuevo. 
No desaparezcas. No quiero. 

Pero, ¿qué coño importa lo que yo quiera?
 ¿qué importa si te quiero aquí y ahora?
 ¿qué importa si lo que quiero es
 perderme en las curvas de tu cuerpo? 

¿Qué importa?...

¿Qué importa ya? Si solo eres la levedad de un ser
 que ya no se apoya en mi ventana. 








Los martes nunca me sentaron bien.
Ni los lunes, ni ningún día de la semana.

Tanto fotografía como texto son mías y nada espero que os guste, disfrutéis o lo que queráis.
Mil besos, Lala.

PD: No hagáis la típica pregunta de si soy yo la de la foto, porque creo que la respuesta es clara. No, no soy.



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