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lunes, 12 de enero de 2015

El precipicio

¿Alguna vez os habéis sentado en el borde de un precipicio y habéis contemplado el abismo bajo vuestros pies? Esa sensación vertiginosa de estar entre la vida y la muerte, entre la espada y la pared. Ver desde ahí arriba a las personas como seres insignificantes, y caer en la cuenta de que cada persona le da significado a todo lo que fuimos, somos y seremos… Contemplar la vida desde ahí, y vernos a nosotros ante la inmensidad que supone ser personas en este mundo llamado Tierra… porque somos nada, y nada seremos por mucho que pase el tiempo. La naturaleza podría seguir sin nosotros, pero nosotros jamás sin ella. 

La brisa marina, el sonido de las olas, el viento colándose por las rendijas de nuestras ventanas, la pura nieve, la arena del desierto, la danza que hacen las hojas en Otoño… nuestro silencio en Invierno… 

¿Alguna vez os habéis sentado en el borde de un precipicio y habéis visto qué pasaría si os cayeseis? Dejar toda una vida atrás… personas… sentimientos… objetos… recuerdos…sueños… promesas… ¿Qué sucedería con todo eso? ¿Qué pasaría con él? ¿Con ella? ¿Con nuestras musas? Acariciarle el pelo. Sentir la velocidad y ligereza que te  produce ir de acompañante en una moto, con destino cualquier parte. Dedicarle minutos a ver como asciende el humo de un cigarro que jamás se terminará. Los domingos de soledad y cama. El gusto de recorrer a tu lado la madrugada sevillana. Las cervezas que se multiplican. Acariciar su pecho en la oscuridad. Escribir. Despedidas ortopédicas con ganas de más. Tirar de su corbata hacia mi. La familia de sangre, la que creamos día a día. El cansancio que supone ver que todo lo que persigues se aleja conforme avanzas. Las melodías que se graban en nuestra cabeza. Su sonrisa. Los aviones. La tibia mano que hace arquear mi espalda. Abrir los ojos y despertar a su lado. Despertar simplemente. Los lunes, los martes, y ¿por qué no? todos los días. Leerle la mirada en un antro. La oscuridad de una sala de cine. La simple certeza de saber que alguien nos acompaña durante el camino. Las lágrimas producidas por la ignorancia. El si te he visto no me acuerdo. El miedo a hacernos daños. Y todas esas cosas de esta puta lista que parece interminable, todo esto y más, nos sucede día a día, y pocas personas se paran a dedicarle unos minutos… 

Parece que últimamente vivimos por y para los demás, pero no para nosotros mismos y lo que nos sucede es que creemos que seremos mejores conforme nuestros seguidores y likes, van aumentando, pero lo cierto es que a medida que vamos entregándonos a los medios vamos perdiendo la esencia humana, esa que te hace despertarte un día sonriendo y esa misma que hace que lo acabes llorando… esa esencia que hace que desees con todo corazón que alguien sostenga tu mano… la curiosidad innata… la atracción magnética de dos cuerpos en un polvo iniciático… 

Porque la vida la encontramos en cualquier parada de autobús, en cualquier cama deshecha, en cualquier beso no dado, cualquier lágrima, o cualquier abrazo… la encontramos aquí, allí o más allá de lo que nuestros ojos alcanzan, pero siempre va a estar, estemos nosotros o no, la vivamos o no…. y bastante efímera es como para que la pasemos buscando el RT de gente que ni nos conoce… qué sé yo…  


Algún día, cuando estemos llegando a la meta de la vida, si es que nos damos cuenta de ello, recordaremos todo esto… y maldeciremos el tiempo malgastado… pero no os preocupéis, si algo no perdemos de la esencia del ser humano, es darnos cuenta de lo tenido, una vez perdido. 



Atentamente, Laura, Lala. Mil besos en este 12 de Enero en el que cumple años Dreamers.
PD: Leer la entrada con la siguiente canción: 



Happy Birthday my dear Blog, 
my dear life...





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