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domingo, 4 de enero de 2015

Tecnología

Aviso a tripulantes amantes de la informática, que aunque no esté bien quejarse de la tecnología por medio de la misma, esta entrada puede ser realmente ofensiva, o quizás no, me importa un pepino alemán.

Se me escapa de total entendimiento
todo lo relacionado con chips
y su respectivo mantenimiento. 
Las tarjetas SD, 
pequeños gigantes indestructibles, 
tienen su talón de Aquiles
que las hacen inservibles. 
Las cámaras reflex, 
obsoletas a los dos meses, 
pero como todo en este mundillo...

"Que sí"
"Que no", 
discuten en foros
preguntándose el por qué 
del por qué, del puto por qué
de por qué se inventó la tecnología.
"¡Para hacernos más felices!"-apunta 64x0_Pía
"¡Para nuestra comodidad!"- señala Julián, 
amante de toda telefonía. 

Y yo me río en su cara, 
porque es cierto que facilitan, 
que traen avances, 
que la vida aparentemente
es más sencilla, 
pero ni lo uno,
ni lo otro. 

¿Las videoconsolas de NextGen?
Jamás superarán a la máquina de Tetris por pilas, 
que todos teníamos en antaño. 
¿Os hacen más felices?
¿Más dichosos?
¿El comprar 50 videojuegos
demasiado costosos?

La casa a cuestas, el trabajo, los hijos, los no hijos, los romances, los desamores, el jefe, salir de vez en cuando, a ver el mundo, porque hay más mundo que el que ves de las fotos que la gente sube, y resube, y vuelve a resubir,a Twitter, Facebook, Instagram o PornoTube.Todo eso hacemos a diario, 
estamos enfermos, y tenemos el Síndrome de Diógenes Informático;acumulamos fotos, Gifs, vídeos, archivos, toda la mierda que nos hace "felices" y no nos damos cuenta.

Somos mucho más que un ID, 
que un sistema operativo, 
que una marca, 
que una cuenta en Twitter, 
somos más que un personaje en el WoW, 
más que la tarjeta de memoria 
de la Play2. 

Niños con 5 años
con tabletas, 
perros de peluche que hacen caca,
casas interactivas,
apps para bebés de 6 meses. 
¿Para qué? 

¿Dónde queda la plastilina? 
¿Las muñecas de trapo?
¿Los juegos de mesa? 
¿Las cabañas de palos?

Salir al parque, parece que está demasiado sobrevalorado. 

Vamos por la carretera de la tecnología, la vida es mucho más fácil, todos compiten por ti, o mejor dicho, por tu cartera, por venderte, por hacerte feliz, y dejar a números rojos, los ahorros de toda una vida. Vamos acelerando, y cuando acaba, cuando se te rompe algo, llega el ¡Ay Dios mío! y ¿Qué nos queda?

El sacar el dinero, y otra venta. 

Estoy hasta las narices de esta mierda, pero qué os voy a decir yo, si me estoy quejando desde ella. 


Atentamente, Lala, Laura. 





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