Estar tirada todo el día en el sillón,
viendo pasar la vida,
como quien se sienta en un parque
a echarle de comer a las palomas,
-odiosas ratas voladoras.
El problema es que poca vida hay,
entre estas cuatro paredes.
Diría yo,
que hasta mi cactus
tiene más vida que yo,
que mi corazón.
Me observo a mi misma,
y me río de lo patética
que puedo llegar a ser,
llorando en cada rincón,
por nada,
por todo...
Me observo en silencio,
y salgo, y entro,
y el tiempo parece intacto,
y yo me hago vieja,
me descompongo
como un cadáver abandonado
después de un asesinato.
Píes arriba, píes abajo,
no sé de que manera luchar
contra la apatía de esta vida,
a la que creo no pertenecer...
No sé, cosas de Martes...
Buenas noches, y feliz Martes de mierda.
La de la fotografía soy yo, y ésta es mía, al igual que el texto, ya sabéis.
Espero que disfrutéis, o no.
Os quiero pequeñas truchas.
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