Supongo que nuestra relación,
de amantes,
es como las vías de un tren.
Ambos vamos paralelos,
jamás nos tocamos, o nos vemos;
y esporádicamente,
de estación en estación,
cambio de sentido, o qué sé yo
-porque poco entiendo de trenes, la verdad-
hacemos un cruce,
de miradas o besos,
de sábanas, de polvos.
Vamos que sí,
siendo franca,
nos reunimos para follar,
hacer el amor, o la guerra,
o todo lo que quieras,
porque me arrastras
a lo más recóndito de tu tempestad.
Ahí presa de mis fobias,
me digo que debería huir,
y quizás,
saltarme tu estación;
pero soy poeta
-odio la palabra poetisa-,
y me gusta regocijarme
en mi propia mierda,
la que tú quizás me causes,
sin querer queriendo queriéndote quererte,
sola,
para ti.
Buenas noches, Laura, Lala.
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