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martes, 9 de septiembre de 2014

Todo sigue igual mientras cambia

Es curioso,
la ciudad ha vivido sin mi,
pero yo no sin ella.
Todo parece que ha cambiado,
pero en realidad nada lo ha hecho.
El quiosco sigue en la esquina,
el panadero sigue bromeando con mi camiseta de Superman.

"Si yo me caigo tú me coges ¿no? Superheroína"

Y aunque todo parece estar
en su lugar,
mi vida está pata arribas,
y aunque Pepi siga usando rímel azul,
el rótulo de Viapol Center
ha dejado de apagarse a las 3:05;
y ya no merece la pena trasnochar.

No merece la pena el cigarro a deshora
 -como si fumara-
que dé paso a la oscuridad infinita e inmortal
de la madrugada sevillana.
No merece la pena,
porque no hay ilusión.

Y aunque todo parece estar
cambiado,
mi risa se pierde -como siempre-
entre transeúntes insípidos
que solo miran pantallas de menos de 4 pulgadas.
Y yo, como siempre,
deseo tener menos de 4 pulgadas,

de distancia,
con alguien.

Porque aunque todo esté pata arribas,
aunque yo haya cambiado,
aunque haya pasado un verano,
los motivos y razones perduran.

Porque aunque Sevilla,
me lleve una vuelta,
o dos,
o ochenta,
de ventaja,
sigo buscándote en cada esquina,
en el tranvía,
en el metro,
en San Bernardo, Santa Justa,
en La Giralda, en cada
transeunte con mirada agachada,
sigo buscándote,
porque jamás en la vida,
he querido a nadie como tú…


Es curioso,
porque no sé a quién va dirigido este poema.






Buenas noches, Laura. 

Ojalá, ojalá.





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