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viernes, 14 de noviembre de 2014

Goodbye my lover...

 Amanece. Y entre quejas y gruñidos despierta. Su piel blanquecina brilla con la tenue luz que entra por las rendijas de la persiana, la cual en seguida, levanta tras descorrer las cortinas. Los rayos del nuevo sol le ciegan. Hace frío. Se envuelve en su bata de terciopelo negro y sale a la terraza. Se sienta en el muro que limita el suelo del abismo, y enciende un cigarro.

Entre calada y calada, se pregunta cuánta distancia habrá desde ahí a la tierra, o si sobreviviría a la caída. El humo se pierde en el cielo azul, y su mirada en la ciudad. Piensa que seguramente alguien en otro piso estará en la misma situación, preguntándose cosas tan estúpidas como: ¿Cuántas sábanas se necesitarían atar para escapar de la rutina? ¿de la realidad?

Sin quererlo, el aire le trae una fragancia familiar, y el vértigo se acrecenta en su estómago. Entra a la habitación. Al fondo la cama revuelta.

Sentada en el filo del colchón, se despoja de la bata. Aún lleva su camisa... lentamente comienza a ponerse sus medias de cristal... y se viste de la misma forma que muchas veces la desvistieron a ella.

Subida ya en sus zapatos de tacón, lista para salir, se da cuenta de que amar no es ir de cama en cama buscando la esencia que dejaron otros en la tuya... pero esta vez, esta vez le da todo igual. Cierra la puerta y se va, se va en busca de aquello que perdió entre sábanas frías, llenas palabras sin sentimiento.



Goodbye
Por: Laura López

Todo material propio, ya sabéis.
Un saludo, y besos, Laura, Lala.

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