A Ella:
La conocí sentada,
distraída, inocente,
entusiasmada…
La conocí sin querer,
queriéndola conocer
desde un inicio…
La conocí porque supe
al ver sus verdes ojos,
que era todo lo que quería.
La conocí en el vuelo
que ejercía su tutú;
y en sus puntillas de ballet…
Mi querida bailarina.
Encerrada en una cajita de música,
cree que la vida es un sueño.
Un sueño anclado en el bucle
que creo cuando doy cuerda
a la melodía de su vida, de mi vida.
La conocí siendo una muñeca,
la conocía vestida de rosa,
como toda su vida,
aunque su alma fuera negra.
Y la conocí, sí;
bajo los focos de los grandes escenarios;
girando sobre sí misma;
volátil, impregnando todo de magia…
La conocí en cada uno de sus tirabuzones,
en su sonrisa, en sus grandes ojos;
la conocí, y la conozco…
Como conozco cada pliegue de su tutú…
La conocí sentada,
distraída, inocente,
enamorada…
La conocí, y la quise para mi.
Oda al Vuelo de su Tutú es un poema dedicado a una de las mejores personas que ha pasado por mi vida.
Espero que os guste, mil besos, Laura, Lala.
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