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domingo, 29 de junio de 2014

Tú tan de razón... y ¿yo?


Tú tan de razón... y ¿yo?

Te observo a lo lejos, quizás me estás hablando y llamando a voces, o por lo menos eso es lo que veo cuando me pierdo en tus ojos marrones; me estás llamando, pero no hay paso inicial que de pie a lo que ambos deseamos: unas vistas al mar, unos besos desenfrenados, amor a todas horas, o en su defecto cariño y afecto que arregle estos descosidos en nuestros corazones.

El miedo a doler, y sufrir dolor, nos aleja cada vez más. 
Tú tan allí, y yo tan aquí; y todo tan revuelto. 

Te miro cada dos por tres a escondidas, deseando ese beso en la frente que simboliza todo un abismo de soledad que se va. He vuelto, dispuesta a quedarme, quizás. Soy un pájaro libre, pero sé cuando reposar, y no hay nada más que desee en este mismo momento que perderme en la paz que me aportas cuando estoy contigo. 

Si me dieras un minuto en tu pecho, solo eso bastaría para hablar largo y tendido de todo lo que habla el corazón y ambos callamos. Un minuto de palabras, bañado en miradas, gestos, caricias… solo un minuto prolongado hasta el día siguiente, para darnos cuenta de todo lo que habla el corazón y ambos nos empeñamos en tapar.  Un minuto en tu pecho, viendo la ciudad despertándose. Observándote entre mi melena pelirroja mientras duermes. Nada más. 

Vamos con píes de plomo por un pantano, y no queremos hundirnos, por miedo a qué se yo… no disfrutar por lo que vendrá en un futuro, encadenarnos, dejar de ser libres, hacernos daño… y ya, estamos en el fondo. 



Tú tan de razón, yo tan de corazón. 



Ahora mismo quizás esté representando a miles de personas. No sé si este escrito es de desamor o de amor, solo soy una soñadora más. 
Espero que os guste, un beso Lala, Laura.

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