Reproductor de música

lunes, 28 de diciembre de 2015

Dos mil quince, ni más, ni menos

Hoy os traigo una entrada que posiblemente sea la última de este año. Llevo algunos días queriendo escribirla y hoy, hoy ha querido ser el día idóneo para esto. No porque sea el día del inocente y me esté quedando con vosotros, simplemente hoy tenía ganas de escribir y eso hago. 

Este año, si lo hacemos a grosso modo, no ha sido un buen año. Comencé con la ilusión que se empieza un nuevo año con algunas copas de más, y algún que otro revolcón. Muchas expectativas del corazón, pocos hechos, pocas declaraciones, muchos daños y todo lo que eso conlleva. Lo llevé bien, lo prometo, el primer mes lo llevé bien, pero llegó febrero y una noche llegué a mi tope, alcancé todo lo que quise, todo lo que deseé escribiendo y dejé de hacerlo, deje de escribir. Me costó trabajo hablar de aquel momento: Viapol en todo su esplendor, brillaba con la misma fuerza que tú me sujetabas por la espalda. Y la misma persona que me dio inspiración una y otra vez para escribir, en un solo instante me la robó. Silencio. Dolía. Me senté día tras día para dedicarle tiempo a algo que me encantaba. Y yo cada vez más vacía y la papelera cada vez más llena de descartes...

Cerré puertas, y al hacerlo me dañé a mi misma, digamos que sacrifiqué algo a lo que siempre estaba aferrada, pero el dolor de esas puertas era mayor estando abiertas, que entornadas, o cerradas, como ahora. Y quizás me equivocara, eso no lo sabré. Luché por muchas cosas, ayudé en todo lo que pude, lloré, casi me quedo sin nuevas oportunidades para alcanzar mis sueños, pensé en cerrar el blog; y sin embargo, me levanté una y otra vez. 

Me hubiese gustado no tener esos 5 meses vacíos en el blog, haber seguido el ritmo que llevaba al inicio, superarme de nuevo y traer cosas que valiesen la pena. Llegar más a quien me lee y mejorar, porque llevo muchos esfuerzos en estos casi 3 años que llevo escribiendo aquí. No pudo ser, y no haré promesas que no pueda cumplir para 2016.

Gracias a los que siguen leyéndome, a los nuevos lectores, los que se quedaron en el camino. Gracias a quien me apoya, me detesta, me quiere o me odia. Sin ninguno, no sería quien soy. 

Y por supuesto, no todo ha sido malo, he conocido a gente increíble, he vivido momentos irrepetibles, he descubierto a gente de mi clase maravillosa, he aprendido y sobre todo he amado. He sido feliz, y me quedo con eso. 


¿Qué le pido a este 2016? Que este 2015, ni más, ni menos, no haya sido en balde. 


Os deseo lo mejor, Felices Fiestas y dejaros llevar por la magia y la ilusión de la Navidad. 
Un saludo, 
Laura.


~~


La canción del año:




lunes, 14 de diciembre de 2015

Alarma





Ojalá cinco minutos más en cada despedida, 
cinco minutos más para el último beso, 
cinco tan sólo para mirarte de nuevo.

Ojalá cinco minutos más entre tus sábanas,
sorbiendo té, viéndote remover el café. 
Ojalá cinco minutos más que den pie 
a escuchar tu melodía de nuevo.

Ojalá cinco minutos agridulces 
que musiten mi nombre, 
que me digan que soy yo, y no otra.

Ojalá... 

...ojalá pudiésemos posponer
cinco minutos más la vida.




Espero que paséis un gran día y que os guste. 
Un saludo, Laura, Lala. 

lunes, 30 de noviembre de 2015

¡Laura!


El calor veraniego estaba dando aún coletazos en octubre y sin embargo, la gente comenzaba ya a disfrazarse de invierno. Hora punta. Y Sevilla estaba más agitada de lo normal. Fin de semana, pasos de semáforos atiborrados de personas encerradas en sus pantallas móviles, estrés, bullicio y todo ese tipo de sucesos y acciones contaminadas que se respiran en una ciudad. 

Iba con prisa hacia la estación. Mis zapatos resonaban a un ritmo frenético mientras intentaba esquivar a transeúntes ensimismados es sus propias burbujas. Entonces, alguien gritó mi nombre. No sé por qué me giré, podría haber sido para otra persona, pero lo hice. Desorientada, pregunté que si era a mi; y tú, con esa sonrisa que irradia bondad, lo repetiste. Silencio, no sabía qué hacer y tú parecías tan perdido. Reaccioné: te di dos besos; y hablamos de las típicas cosas que pueden hablar dos completos desconocidos. A los dos minutos, seguí corriendo en dirección a la estación, dispuesta a encontrarme con mi pasado, gustándome más tu futuro. Podría haberme girado, dedicarte el tiempo que merecías, pero no lo hice. No te debía nada, y lo que me esperaba -en la estación- era doloroso y tentador, sin embargo, conocido; y lo que conocemos siempre producirá esa tranquilidad destructiva que no lo hace lo demás...


¿Recuerdas el día que nos conocimos? Tú gritaste mi nombre, como podría haber sido otro, y entre tanta gente igual, yo me giré.


Os traigo algo exprés, no lo mejor, pero ya sabéis. 

Buenas noches, como siempre un placer, Laura, Lala. 

~


domingo, 22 de noviembre de 2015

Ramón y Cajal

 Los pasos me han vuelto a llevar al mismo sitio. El tiempo no parece cambiar, y sin embargo, ya se comienza a ver el vaho emerger al ritmo de la respiración acelerada de la ciudad. No sé a qué día estoy, ni qué sucederá cuando el semáforo peatonal se ponga en verde. Cruzo con la esperanza de quien sabe que algo bueno ocurrirá, pero nada sucede. Freno y miro en todas las direcciones.

Nada.

Todo sigue igual: mismo cruce,  hora, personas, mismas parejas mostrando su amor desde la mañana, mismos coches,  ropa, olor, pero Ramón y Cajal jamás será la misma si no me cruzo hoy contigo.



Últimamente traigo cosas cortitas que escribo en ratos libres. 
Espero que os guste y buenas noches, Laura, Lala.


viernes, 20 de noviembre de 2015

Prejuicios



A veces, 
me cruzo con madres
que miran y piensan: 

"Ojalá mi hija no sea como ella"

Entonces, 
y solo entonces, 
me pregunto si seré todo aquello
 que un día mi madre deseó 
que no fuera. 







Poema flash. 
Buenos días y espero que os guste, Laura, Lala. 

domingo, 8 de noviembre de 2015

Y por un momento



Y ahí estás tú,
acariciándome el pelo 
como si te fuera la vida en ello.
Perdiendo tus manos 
entre mis enredos.

Calma.

Paz. 

Fuera, 
la ciudad se apaga,
pero Viapol brilla con fuerza

Y por un momento, 
el mundo parece ajeno 
al resto,

a nosotros. 



Buenas noches! Como siempre, espero que os guste. 
Un saludo, Laura, Lala.

lunes, 2 de noviembre de 2015

La verdad


        Hacía rato ya que el reloj había dejado de emitir esa inquietante melodía que sonaba a las en punto. Ignacio lo miró de reojo y se levantó precipitadamente de aquel sofá que tenía múltiples quemaduras de cigarrillos en ambos posabrazos, se dirigió a la habitación contigua y comenzó a ajustarse la corbata al cuello de la camisa. Era burdeos y hacía juego con los remates del pantalón de pinzas, algo sucio, que llevaba para la ocasión. Introdujo varios papeles, un paquete de tabaco y la petaca, que siempre llevaba consigo, en un maletín de cuero desgastado por el tiempo. Apestaba a alcohol, y sin embargo, el parecía sentirse bien y gustarse mientras se miraba en el espejo de aquel antro que tenía por cuarto de baño. Terminó de acicalarse, cogió las llaves y antes de salir por la puerta, se asomó a la ventana. Abajo, delante del portal de su edificio, cientos de periodistas se agrupaban expectantes a que algo o alguien emergiera de aquel ruinoso bloque. Ignacio resopló y mientras se dirigía a la salida, cogió el ramo de margaritas que había sobre el recibidor.

 Conforme se iba acercando al portal, más temblaba, y al salir una luz cegadora de flashes le hizo llevarse las manos a la cara. La muchedumbre se abalanzó sobre aquel hombre de pequeña magnitud, se escuchaban aplausos y abucheos a partes iguales, e Ignacio comenzó a abrirse paso no solo entre los periodistas, si no entre sus dolorosas preguntas. “Ignacio Morales ¿Qué se siente al verse implicado en el mayor caso de corrupción de Madrid?” preguntaban por la izquierda, “¿Cómo se ha tomado su familia que haya dimitido en la alcaldía?” se escuchó de fondo, “¿Es cierto que ha perdido todos sus bienes y por eso reside en este lugar?”, “¿Dónde están su mujer e hijos?” preguntaron por la derecha, “¿Puede afirmarnos el rumor que se ha creado sobre el posible abandono que le ha hecho su esposa?”. Ignacio no contestó a ninguna de las preguntas, “¿para qué?” -pensó- “si todo es cierto, no entiendo para qué me molestan...”. Se subió al coche y durante varios metros los periodistas se aferraron hasta en los retrovisores con el fin de obtener la más mínima palabra que diera veracidad a aquella mísera vida. 

Cuando el coche paró en la puerta de los juzgados eran casi las diez de la mañana. Él sacó de su bolsillo el papel de la cita y se aseguró de que llegaba a tiempo. Cogió el ramo de margaritas y el maletín, y salió cabizbajo del coche. Anduvo varios metros hasta las puertas y al levantar la cabeza su rostro se torno sorpresa, su mujer con un gesto triste y delicado, estaba frente a él.

- ¿Podemos hablar? -dijo ella. Ignacio asintió y solo se limitó a seguirla hasta una mesa apartada de la cafetería. Le tendió las flores y ella las miró con algo de modestia, estaban mustias y desaliñadas, pero agradecía el gesto de su marido.

- Marta, sé que lo he hecho mal, pero te prometo que esta vez es real, he dejado todos los trapos sucios por vosotros, de verdad Marta, no me dejes... no sé qué haría sin ti... 

- ¡Lo mismo que conmigo Nacho! -gritó ella.- Lo mismo que has estado haciendo siempre, mentir, mentir y mentir... ¿Cuántas veces me dijiste que lo ibas a dejar? ¡Cuántas!

- Pero...
-¿Esperas ahora que te crea?¿Esperas que crea que vas a dejar de estafar a gente, acostarte con putas y toda esa mierda que hacías? ¿Qué jodido ejemplo le estás dando a tus hijos? ¿Qué pasa que ahora te sientes solo? ¿Ahora si lo quieres dejar? 

Marta...

- Es tarde, eres un cabrón... -sentenció su mujer.- Espero que tengas suerte en el juicio de hoy, no por mi, por tus hijos que no se merecen nada de esto. Nos vemos en unos meses Ignacio. 

Él no gesticuló palabra alguna, solo observó como ella se marchaba. Se levantó y se perdió en los juzgados.


Horas más tarde, en un bar a pie de carretera, ahogaba sus penas en vasos repletos de whisky. Solo, apoyado en la barra, comprendió que era demasiado tarde para él, se sentía molesto y afligido, Marta tenía razón, era un miserable. Golpeó con su puño derecho la encimera y rompió a llorar, sentía impotencia puesto que por primera vez en mucho tiempo le había dicho la verdad.



Buenas noches! Hoy traigo un relato breve. He usado como base la estructura de un cuento clásico, seguramente lo reconozcáis fácilmente. 
Espero que os guste, Laura, Lala. 

domingo, 25 de octubre de 2015

Y así vamos...

Cinco minutos después de que tu tren llegase, de forma gradual y al ritmo de las escaleras mecánicas, apareciste tú. Recuerdo como abrazada a mi te rompiste en mil pedazos y yo que soy tan torpe en estas ocasiones, intenté recomponerte uno a uno. La gente comenzó a hablar entre sí, mirando hacia donde estábamos nosotras, quizás por lo atípico de la escena, quizás por la ternura que causaban esas lágrimas tan sinceras e inocentes que caían por tus mejillas. Y sin embargo, poco importaba en aquel momento, hay amores para los que la sociedad no está preparada. 

Volamos, y Sevilla estaba tan preciosa, y tú tan deshecha, y yo tan perdida... 

El miedo de encontrarte al pasado en cada esquina, la angustia de recordar todos los hoteles que descubriste, los restaurantes que visitaste... la ciudad entera te dolía y yo que había tenido ese mismo dolor, te entendía. Sabía el porqué de ese vacío tan amargo que sentías en tu interior, sabía la razón  de esas miradas hacia todos los lados... la búsqueda del eterno fantasma. Entendía esas ganas de desaparecer... yo estuve en tu piel y también desee mi propia muerte; sin embargo, supe reponerme como tú lo harías más adelante. 

Caminabas y aunque sonrieras, tus ojos solo mostraban tristeza, tus ojos solo buscaban los suyos; y para mi que siempre buscaba lo mejor de ti, era desesperante. Seguía habiendo fondo en tu vida y mientras siguieras cayendo, jamás intentarías buscar la salida. Seguía habiendo cosas por hacer, seguía habiendo besos no dados, relatos sin finalizar, canciones sin bailar, lugares por visitar... y tú en cierto modo, querías que eso siguiese así; y sin embargo, te entendía, yo también me habría aferrado a cualquier cabo suelto, para estar siempre en mi pasado. No te culpo. 

Llorabas, llorabas sobre mi, sobre tu almohada y como un niño chico al que le quitan una piruleta, te decías a ti misma que no lo entendías, y yo sé que era así, no entendías por qué querías tanto a alguien que te hería, no entendías por qué todo el mundo desaparecía, no entendías por qué te usaban, por qué mentían, por qué tenías tan mala suerte... y te volví a entender, porque yo también me había dejado usar en busca de todo lo que me dieron en otras camas y ya no volvería a tener. 

Volamos, y Sevilla estaba tan preciosa, y tú mucho mejor y yo que tanto creía haber superado, que no lloraba en público, que tan fría había sido siempre, acabé rompiéndome en mil pedazos sobre ti y tú que tan torpe eres en esos momentos, intentaste recomponerme pieza a pieza. 

Y así vamos, desde que nos conocimos.




Buenas noches, espero que os guste, Laura, Lala.

PD: 707


domingo, 18 de octubre de 2015

Parafernalia lingüística


Vistamos de fiesta todos estos versos. 
Floripondios, perfumes caros, 
y un par de tacones elegantes.

Llenemos mis letras de raras palabras, 
de hipérbatos o aliteraciones,
de bonitas metáforas
que me hagan subir de estatus
y bajen a lo más profundo
eso que quiero esconder
con tanta parafernalia lingüística: 

el más cursi y sincero...


...te quiero...



¡Hola! Hoy os  traigo un poema que se sale de la línea drama/depresión que suele llevar el blog. Es cortito, pero bueno, ya os traeré algo mejor. 
Gracias por la paciencia de mis ausencias. 
Un beso, Lala, Laura. 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Otoño

Siempre he querido reflejar en mis letras esos sentimientos que nos tumban en momentos concretos de nuestra vida, como por ejemplo en otoño:

 La sensación de subirse a un tren, el vacío que sientes en tu pecho cuando se queda alguien esperando en el andén, o cómo va paulatinamente creciendo la aceleración mientras asciendes por las escaleras mecánicas del metro, esa luz cegadora al llegar a la cima y esa sonrisa cálida que recibes de alguien que te espera. Saber por lo tanto, que toda despedida significa un reencuentro. El pasear por una ciudad: descubrir y explorar, tal y como lo haces con la persona que está a tu lado. La expectación de escuchar todas sus palabras, fijarse en cómo se mueven sus labios mientras describe la vida o admirar el pestañeo que dejan entrever la mirada más primaveral de tu vida. El deseo interior de que te acaricien la mano en una sala de cine, y que al salir te dejen su chaqueta porque el frío de septiembre comienza a calar en tus huesos, y saber también, que quizás ese mismo frío será tapado por un cuerpo desnudo horas más tardes. Las lágrimas que acompañan a la inseguridad, el miedo a dañar, el decir adiós a alguien, y la vuelta a otro frío muy distinto, el de la soledad, ese que nadie nos va a quitar, pero que nos llega a encantar… Vuelta a la libertad, a un mismo, a nuestro invierno


Es interesante el otoño, tan interesante como la vida, o como las relaciones amorosas: todo comienza con el calor de verano, la juventud, el placer, lo esporádico; y acabas, porque todo termina, en el más crudo invierno




Soy un Sauce Llorón que cuando llega el otoño
seca sus lágrimas.




Buenas noches a todos, como siempre espero que disfrutéis y recordad que ya queda poco para el invierno, la estación más bonita del año. 

Laura, Lala. 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Septiembre

Hoy he vuelto a coger el bolígrafo y he hecho balance de daños. No sabía por dónde empezar, y comencé sentándome frente al espejo, observé cuánto reflejaba el cristal y para mi sorpresa, no había nada fuera de lo normal. Sin cambios, mi rostro seguía siendo el mismo, algunas ojeras de más, pero era yo. Sin embargo, tantos meses sin escribir no habían pasado en balde…

Sumé los errores que cometí, cuantas veces me mordí las ganas, las veces que me traicioné, el darle importancia a la razón y ver como fluías entre mis manos como si de agua se tratase, tus besos, mis llantos, tanto como te exigí para nada, los versos, las miradas, Viapol, aquella noche, las estaciones, Sevilla, y todo un curso emocional… 

Me he suspendido a mi misma
y aquí estoy: 
sentada, en mi sofá, 
viendo pasar a Septiembre, 
sin intención de repetir o recuperar, 
porque nada será como antes… 





Dije que dejarías de leerme, 
cuando yo dejara de escribirte, 

no ha hecho falta lo segundo. 



Esto no quiere decir que vuelva a escribir... simplemente, echo de menos muchas cosas.

Un saludo, Laura, Lala. 

Sed felices, que es el objetivo que no podemos perder de vista. 

domingo, 5 de abril de 2015

Desconocidos

Te observo,
tienes cara de Miguel, 
Felipe o Javier, 
de espaldas Daniel...

Siento tus pupilas
atravesando mi espalda, 
y sonrío imaginándote 
imaginar mi cara... 

No sé, es divertido eso
de enamorarse de un desconocido. 
Dos en un mismo tren 
con igual destino. 

Inventarse una vida
como el que no quiere la cosa.
Luego bajar
y si te he visto,
no me acuerdo...
Porque la vida es así
y no hace falta 
ser desconocido para hacerlo...




Nosotros nos conocimos
y ahora, me estás viendo...


¿Te acuerdas, tú, de mi?





Viapol ha muerto... y con él toda inspiración. Estoy trabajando en algo más grande, pero no quiero dejar de lado esto que tanto esfuerzo me ha costado. Seguiré escribiendo para vosotros, como siempre, pese a todo. 
Espero que hayáis disfrutado de las vacaciones. Mil besos, Laura. 

miércoles, 4 de marzo de 2015

Clichés

Comienza la temporada de dormir desnuda,
sintiendo así el dulce y suave tacto de las sábanas de franela;
temporada de andar en bragas por casa,
de puntillas para no congelarme la planta de los pies,
                                         - como lo hice para besarte.

Comienza la temporada de joder al vecino,
haciendo topless en la terraza,
ya sabéis, oír eso de:
"Pero, ¡qué desvergonzada!"

Tés fríos a las cinco,
con cualquier libro de poesía contemporánea,
esa sin métrica, 
que escribe cualquiera, 
pero no cualquiera entiende.

Noches mirando desde el balcón, 
sentir tu abrazo por detrás, 
y descubrir que sin querer, 
Viapol se ha vuelto a apagar. 

Comienza la temporada de dormir en bolas, 
de andar en bragas por casa, 
de olvidarte y recordar, 
que podrías ser tú el que acaricia mi desnudez, 
y no la leve brisa que entra por la ventana. 



Clichés. 


Nada más que añadir, Laura, Lala.

miércoles, 25 de febrero de 2015

A ti



A ti,
que cada mañana me despiertas los sentidos con tus “Buenos días”,
que haces que mi cara parezca un anuncio de dentífrico…

A ti, 
que a pesar de la distancia, física y no tan física, te siento dentro,
asentada en un rincón de mi corazón, pidiendo paso.

Quererte no ha sido una opción, llegaste, y sin querer, te instalaste en mi, llenando mi mente y mi alma de amor y cariño. 

No puedo elegir, no quiero elegir, pues no es fácil saltar este abismo, pero es innegable lo que siento por ti.

Imaginar cada noche en tu cama, a tu lado, sintiendo tu respiración mientras el sueño te vence… Imaginar tus manos sobre mi, dándome calor… Imaginar tus pupilas mirando a las mías, perdiéndose en la profundidad de mi ser… 
Me estremezco pensando en ti, en cualquier situación que podamos generar al estar juntos.

Soñar es lo que me queda, o mejor dicho, nos queda… no es mala opción, pero no deja de ser doloroso, no poder saber a qué saben tus labios, a qué huele tu pelo, qué tacto tiene tu piel.

Quererte no ha sido una opción, el amor viene y va, y tu has llegado para quedarte, pues tienes gran parte de mi corazón ocupado. 

Los imposibles no existen… ¡JA!... perdonad que me ría,  queda tan bonito decirlo. Hablar de los "Ojalás" y los “y si”, están a la orden del día en nuestras conversaciones del café. Existen, claro que sí, y son difíciles de gestionar. Algunos son imposibles de “puedo y no quiero”, y esos, me dan vergüenza ajena, venir a dar un caramelo y en pleno saboreo, quitarlo… eso no está bien. Eso no es un imposible, eso es un miedo irrefrenable al “compromiso”.  

El que quiere y no puede, y el que puede y no quiere, y tú, en medio, como si de un partido de tenis se tratara. Qué injusta es la vida.


Pero no importa, solo me importas tú y tu felicidad. 

Atentamente, Reiteck. 


Empiezo esta nueva sección o como queráis llamar donde iré publicando textos de otras personas que quieran ponerlo aquí, porque a todos nos une el mismo deseo de escribir y llegar. 

El o la escritora de este texto, ha preferido permanecer en el anonimato hasta nuevo aviso. 
Gracias por todo, un beso Laura, Lala. 


lunes, 23 de febrero de 2015

A

Sé que estoy ausente no lo voy a negar, pero no todo en la vida es escribir, aunque a mi me encantaría que así fuera...

Hoy vengo con algunas reflexiones, no sé si serán lo mismo de siempre o daré un vuelco; lo que sí sé que más que una entrada normal, con un poema y demás, estas letras sí que van dedicadas, a mi en primer lugar y a otra persona más. 

La vida es difícil, hasta ahí estamos todos de acuerdo. Escribir algo en condiciones es complicado también; y mucho más, que llegue a un número alto de lectores y que a estos les guste, porque seguramente como yo, pocas personas piensen, sienten, o ven las cosas. Este blog, no es una tontería, no busco la fama, siemplemente joderos la vida con mis palabras y que veáis que hay más gente jodida a parte de vosotros y vuestro exceso de peso emocional o físico o qué sé yo. Tampoco es una tontería los sentimientos que plasmo en él, ni las historias que os cuento, y hoy os traigo algo diferente, aunque en realidad, es la misma mierda de siempre. 

Es complejo decir todo lo que uno quiere decir, yo misma mido mucho cada palabra que pongo aquí, porque sé que éstas (mis palabras) repercuten en personas realmente cercanas a mi, y no quiero dañarlas y mucho menos que estén encima mía pensando que me pasa algo cuando no sucede nada. Perfectamente podría ponerme a escribir aquí sin ton ni son, y destrozar vuestros pequeños corazones, si es que tenéis, pero yo no soy así. 

A estas limitaciones que la vida nos va poniendo, hay que sumarle imposibles, caídas, golpes de remo que nos dan y azar. ¿Por qué azar? Porque la vida es muy azarosa y está llena de casualidades y aquí es donde quiero llegar. 

Conocemos a gente por casualidad, lo típico, hablas, descubres y ¡pum! se crea una atracción magnética entre ambos cuerpos y sobre todo entre ambas mentes (a estas alturas no os voy a contar cómo funciona esto), digo lo de las mentes porque en la mayoría de los casos, y gracias a las tecnologías tenemos que añadir el factor distancia ( ¿Qué pasa? Yo no me la fumo); y ojo, no tiene porque ser física, dos personas pueden estar distanciadas de mil maneras posibles: físicamente, económicamente, de manera religiosa, por la edad, y un sin fin de cosas más. 

Porque aunque no lo creamos sí existen los imposibles. Dos personas se pueden querer muchísimo, y no poder estar juntas por h o por b, porque la vida no son las películas que nos venden por televisión, la vida no está guionizada... y siempre surge algún que otro punto de giro que lía todo un poco más... 

Y al final ¿qué tenemos?

...dos personas en cada punta de un ovillo de lana muy liado, y la única solución que hay es cortar por lo sano... pero ¿es necesario cortar? No lo creo... 

A ¿dónde quiero llegar? Que querer, no es poder, y a ver si nos va quedando claro, que yo me alegro de vuestra felicidad, pero no es todo tan sencillo como parece, ni todo tan complicado. Porque es cierto que si hablásemos en más de una ocasión... no llegaríamos a esas noches de soledad... pero eso ya depende de cada persona ¿no?

Mi vida está llena de imposibles, por lo que también está llena de esos "ojalases" que tanto odiamos... tengo a gente muy lejos, y a la vez muy cerca, empezando por mi familia, y acabando por ti. 

Y aunque no lo creáis, es una entrada alegre, porque por muy liado que esté nuestro ovillo, por mucho que las truchas naden a contracorriente, me alegro de conocerte. 


Un beso, Laura, Lala, Lali, y como queráis llamarme. 

lunes, 9 de febrero de 2015

Algo más

Nos hemos olvidado, 
como tantas veces. 
Y hemos pasado ilesos,
a este mal trago... 
lo triste es que no haya sido 
en aquel bar urbano, 
lo triste es que no haya sonado 
la canción que ambos esperábamos. 

Y volveremos a volver a caer, 
porque está más que comprobado, 
despedidas ortopédicas, 
y algún que otro beso no dado.

Volverán, 
porque siempre vuelven, 
las palabras, 
las tesituras emocionales 
del "y si...", del "ojalá..."

Pero esto no me sorprende, 
somos perros viejos, y verdes. 

Nos hemos olvidado, 
como tantas veces, 
y como tantas veces
nos olvidamos, 
otras tantas volveremos, 
a dolernos de lo lindo. 

O quizás no. 

El destino es caprichoso, 
y ninguno queremos caer
en este tramo de accidentes, 
que conocemos como: 

el Amor. 





No es ni por asomo lo mejor, pero tengo una racha de vagueza, y de falta de inspiración considerable. Mil besos, Laura. 


viernes, 30 de enero de 2015

Piso franco

Son las doce de la noche y me abres la puerta de tu casa, otra vez. El olor a tabaco me rodea y me acaricia, dándome la bienvenida. El ruido que sale del centro de la pequeña ciudad, rompe el silencio que ambos sujetamos con la mirada. Nuestros cuerpos, ellos solos, hacen pactos endemoniados contra nuestra razón: caricias sin querer, guiños sin querer... todo sin querer, pero a la vez queriendo, y queriendo más el uno del otro. 

Dices de salir, y yo te sigo a donde haga falta. Tan solo unos metros andados, y ya estamos bebiendo en cualquier antro, para ahogarnos las penas, las ganas, y todos los pensamientos. Algo de Supersubmarina, algo de Pereza, Funambulista de fondo a ratos y un popurrí de canciones de Grease. Tú apoyado en la columna me ves cantar y bailar al ritmo de Lori Meyers. Mi alegría irradia luz entre tanta oscuridad, y aún así, sigues pensando que he madurado, que estoy fría y distante, pero lo cierto es que sí.

Llevábamos mucho tiempo buscando esa estabilidad que apaciguaba las aguas turbias de nuestras sábanas. El perdernos entre miradas.

Allí estabas tú, apoyado en la pared con esa camiseta gris con la Estrella de la Muerte dibujada en ella, mirándome desafiante. Sin más, las luces del local se fundieron como otras veces se fundió la primavera de mis ojos. Sentí como una mano tibia se colaba entre mi pelo y acariciaba mi nuca, la otra cogía las chaquetas amontonadas encima de una máquina de tabaco. Sin darnos cuenta, salíamos a escape del bar y nos perdimos en la oscuridad inmanente de aquel apagón general que llegaba a todo rincón de la ciudad. Hacía frío, y tú me guiaste a ciegas a tu portal.

No sé a qué hora dejó de sonar Damien Rice por todos los rincones de aquel piso franco, ni cuando se apagaron las velas que daban algo de luz a aquella estampa. Lo que sí que recuerdo es cuando dijiste que éramos dos personas correctas en tiempos equivocados; y ahora parece que hemos conseguido coincidir entre tantas idas y venidas. De vez en cuando se te escapaba un "Ay, nena..." mientras recorrías mi espalda...

Sonaba It takes a lot to know a man, cuando susurraste: "Deberías escribir sobre esta noche..."


Y eso hago.


Viapol te espera, como siempre.





Buenas noches, vuelvo después de un tiempo por aquí, con esta entrada no es la más buena, ni mucho menos, tampoco será la peor. Un beso, Laura, Lala.


PD: AL.




domingo, 18 de enero de 2015

Intento de soneto desonetado

He vuelto a escribirte, 
como el frío en la tarde.
Volver, a volver, a pensarte, 
como herida que arde. 

Y has vuelto tú a escondidas,
susurrando con tus labios
un "lo siento" para mis heridas, 
porque "rectificar es de sabios".

Apareces por mi vida cuando quieres, 
como si yo siguiera esperándote
reprochando lo vivido, lo olvidado.

Y  creo que no entiendes que hieres,
porque por mucho que siga escribiéndote, 
ya todo lo sucedido,  es cosa del pasado.


He hecho un intento de soneto extraño... es la primera vez que lo hago, no me lo tengáis muy en cuenta. Quería volver a algo más "clásico" por así decirlo. 

Buenas noches, Laura, Lala. 

lunes, 12 de enero de 2015

El precipicio

¿Alguna vez os habéis sentado en el borde de un precipicio y habéis contemplado el abismo bajo vuestros pies? Esa sensación vertiginosa de estar entre la vida y la muerte, entre la espada y la pared. Ver desde ahí arriba a las personas como seres insignificantes, y caer en la cuenta de que cada persona le da significado a todo lo que fuimos, somos y seremos… Contemplar la vida desde ahí, y vernos a nosotros ante la inmensidad que supone ser personas en este mundo llamado Tierra… porque somos nada, y nada seremos por mucho que pase el tiempo. La naturaleza podría seguir sin nosotros, pero nosotros jamás sin ella. 

La brisa marina, el sonido de las olas, el viento colándose por las rendijas de nuestras ventanas, la pura nieve, la arena del desierto, la danza que hacen las hojas en Otoño… nuestro silencio en Invierno… 

¿Alguna vez os habéis sentado en el borde de un precipicio y habéis visto qué pasaría si os cayeseis? Dejar toda una vida atrás… personas… sentimientos… objetos… recuerdos…sueños… promesas… ¿Qué sucedería con todo eso? ¿Qué pasaría con él? ¿Con ella? ¿Con nuestras musas? Acariciarle el pelo. Sentir la velocidad y ligereza que te  produce ir de acompañante en una moto, con destino cualquier parte. Dedicarle minutos a ver como asciende el humo de un cigarro que jamás se terminará. Los domingos de soledad y cama. El gusto de recorrer a tu lado la madrugada sevillana. Las cervezas que se multiplican. Acariciar su pecho en la oscuridad. Escribir. Despedidas ortopédicas con ganas de más. Tirar de su corbata hacia mi. La familia de sangre, la que creamos día a día. El cansancio que supone ver que todo lo que persigues se aleja conforme avanzas. Las melodías que se graban en nuestra cabeza. Su sonrisa. Los aviones. La tibia mano que hace arquear mi espalda. Abrir los ojos y despertar a su lado. Despertar simplemente. Los lunes, los martes, y ¿por qué no? todos los días. Leerle la mirada en un antro. La oscuridad de una sala de cine. La simple certeza de saber que alguien nos acompaña durante el camino. Las lágrimas producidas por la ignorancia. El si te he visto no me acuerdo. El miedo a hacernos daños. Y todas esas cosas de esta puta lista que parece interminable, todo esto y más, nos sucede día a día, y pocas personas se paran a dedicarle unos minutos… 

Parece que últimamente vivimos por y para los demás, pero no para nosotros mismos y lo que nos sucede es que creemos que seremos mejores conforme nuestros seguidores y likes, van aumentando, pero lo cierto es que a medida que vamos entregándonos a los medios vamos perdiendo la esencia humana, esa que te hace despertarte un día sonriendo y esa misma que hace que lo acabes llorando… esa esencia que hace que desees con todo corazón que alguien sostenga tu mano… la curiosidad innata… la atracción magnética de dos cuerpos en un polvo iniciático… 

Porque la vida la encontramos en cualquier parada de autobús, en cualquier cama deshecha, en cualquier beso no dado, cualquier lágrima, o cualquier abrazo… la encontramos aquí, allí o más allá de lo que nuestros ojos alcanzan, pero siempre va a estar, estemos nosotros o no, la vivamos o no…. y bastante efímera es como para que la pasemos buscando el RT de gente que ni nos conoce… qué sé yo…  


Algún día, cuando estemos llegando a la meta de la vida, si es que nos damos cuenta de ello, recordaremos todo esto… y maldeciremos el tiempo malgastado… pero no os preocupéis, si algo no perdemos de la esencia del ser humano, es darnos cuenta de lo tenido, una vez perdido. 



Atentamente, Laura, Lala. Mil besos en este 12 de Enero en el que cumple años Dreamers.
PD: Leer la entrada con la siguiente canción: 



Happy Birthday my dear Blog, 
my dear life...





martes, 6 de enero de 2015

Vente

Otra vez, te has quedado ahí, mirándome, quizás sin saber muy bien qué hacer.
Otra vez, se repite la misma historia, la misma ropa, mismo lugar... pero tú y yo, somos distintos. Casualidades.

Dices que he cambiado, que he madurado; y lo cierto, es que sí, no sé si la primera, la segunda o ambas, qué sé yo, los golpes de la vida, que vienen y van y a una, siempre la pillan con la guardia baja. También dices, que estoy más fría, y puede ser...

Entre palabras y palabras, sujetas mi culo como si te fuera la vida en ello. Haces comentarios sobre mis piernas kilométricas con esos tacones de vértigo, me besas la frente y de vez en cuando, si pasamos frente a algún escaparate sueltas un:  Qué buena pareja hacemos...
Yo que aunque calle, asiento y sonrío, y la verdad es que sí; y mientras sigues hablando me pregunto si nuestros reflejos estarán juntos en su realidad.
Te escucho en silencio, hablas de ti, y de todo lo que hay alrededor, que no son pocas cosas. Me encanta oirte.
Miras como quien contempla una obra que conmueve y me dices que te gusta cuando el sol me da en el rostro, y yo agradezco esas palabras y los rayos cálidos que acarician el frío verde de mis ojos.

Curioso es que siempre nos veamos en despedidas, y no en reencuentros. Noches fugaces que nos quitan el sueño... y por un momento, solo por un momento, comienzo a creerme todo; pero la niña que hay en mi interior, huye de nuevo a su castillo.

Y es ahí, en ese momento, en el que tú primavera y la mía se cruzan y se mantienen al unísono con algunos compases sueltos que incitan al beso no dado, es ahí, cuando quiebras mis muros y susurras un "
"No te vayas..."  seguido de un (mío) "Vente..."  cargados de ojalases, esos que tanto odiamos usar, esos que tanto nos duelen... Y dices que no puedes, y no me sorprende, porque todo ya lo sabía, porque esto no es nuevo para ti, ni para mi; y las mismas palabras que hace tiempo me dijiste, hoy vuelven a resonar, pero con más fuerza.

Viapol, te espera.

Buenas noches, Laura, Lala.

domingo, 4 de enero de 2015

Tecnología

Aviso a tripulantes amantes de la informática, que aunque no esté bien quejarse de la tecnología por medio de la misma, esta entrada puede ser realmente ofensiva, o quizás no, me importa un pepino alemán.

Se me escapa de total entendimiento
todo lo relacionado con chips
y su respectivo mantenimiento. 
Las tarjetas SD, 
pequeños gigantes indestructibles, 
tienen su talón de Aquiles
que las hacen inservibles. 
Las cámaras reflex, 
obsoletas a los dos meses, 
pero como todo en este mundillo...

"Que sí"
"Que no", 
discuten en foros
preguntándose el por qué 
del por qué, del puto por qué
de por qué se inventó la tecnología.
"¡Para hacernos más felices!"-apunta 64x0_Pía
"¡Para nuestra comodidad!"- señala Julián, 
amante de toda telefonía. 

Y yo me río en su cara, 
porque es cierto que facilitan, 
que traen avances, 
que la vida aparentemente
es más sencilla, 
pero ni lo uno,
ni lo otro. 

¿Las videoconsolas de NextGen?
Jamás superarán a la máquina de Tetris por pilas, 
que todos teníamos en antaño. 
¿Os hacen más felices?
¿Más dichosos?
¿El comprar 50 videojuegos
demasiado costosos?

La casa a cuestas, el trabajo, los hijos, los no hijos, los romances, los desamores, el jefe, salir de vez en cuando, a ver el mundo, porque hay más mundo que el que ves de las fotos que la gente sube, y resube, y vuelve a resubir,a Twitter, Facebook, Instagram o PornoTube.Todo eso hacemos a diario, 
estamos enfermos, y tenemos el Síndrome de Diógenes Informático;acumulamos fotos, Gifs, vídeos, archivos, toda la mierda que nos hace "felices" y no nos damos cuenta.

Somos mucho más que un ID, 
que un sistema operativo, 
que una marca, 
que una cuenta en Twitter, 
somos más que un personaje en el WoW, 
más que la tarjeta de memoria 
de la Play2. 

Niños con 5 años
con tabletas, 
perros de peluche que hacen caca,
casas interactivas,
apps para bebés de 6 meses. 
¿Para qué? 

¿Dónde queda la plastilina? 
¿Las muñecas de trapo?
¿Los juegos de mesa? 
¿Las cabañas de palos?

Salir al parque, parece que está demasiado sobrevalorado. 

Vamos por la carretera de la tecnología, la vida es mucho más fácil, todos compiten por ti, o mejor dicho, por tu cartera, por venderte, por hacerte feliz, y dejar a números rojos, los ahorros de toda una vida. Vamos acelerando, y cuando acaba, cuando se te rompe algo, llega el ¡Ay Dios mío! y ¿Qué nos queda?

El sacar el dinero, y otra venta. 

Estoy hasta las narices de esta mierda, pero qué os voy a decir yo, si me estoy quejando desde ella. 


Atentamente, Lala, Laura.