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miércoles, 26 de junio de 2013

Mask.

Vivimos en un continuo baile de máscaras, al que llamamos sociedad. Nunca sabemos qué es lo que se esconde tras cada una de ellas.
Nos encontramos máscaras exóticas, otras tantas más pomposas, otras tan simples que podrían ser sospechosas; pero jamás sabremos que se esconde tras ellas.

Seguramente bailarás con cientos de personas cargadas de atuendos, trajes voluminosos repletos de pequeñas lentejuelas, que brillarán al son de la bola de disco colgada del techo; y te enamorarás al bailar, porque será el contacto inicial con esas personas. Y mientras giras en un salón, del brazo de muchos y muchas, buscarás la diferencia del resto y te darás cuenta que todos son iguales.

Cansado de buscar elegirás a la primera persona que se cruce en la trayectoria de tu mirada, e iréis a algún motel a las afueras de la ciudad. Exploraréis vuestros cuerpos, y mientras pasa el tiempo tendrás dudas de qué se esconde tras esa careta con plumas alrededor. Y las preguntas, los momentos, las circunstancias, los besos, las peleas, los gritos y las palabras, serán el disolvente que eliminen dicha careta. Una vez la desnudez se pose ante ti sabrás qué es lo correcto, porque solo tendrás dos opciones, salir corriendo de aquella sucia habitación porque no te ha gustado lo visto, o quizás te gusté y decidas continuar hasta que logres traducir cada poro de tu persona amada.

Pero independientemente de tu elección, a todo el mundo le sucede ese momento crucial en su vida en el que una persona aparece y todo cambia. Y estarás en la puerta de tu habitación recordando aquel baile en el que alguien te miró buscando lo que tu buscabas, y quizás te arrepientas de no haber salido por la puerta con ella. Pero no hay tiempo para lamentaciones porque igual que esas persona apareció y te cambió, lo harán muchas otras...


Y ahora que estoy en este baile de personas carroñeras con máscaras superficiales, girando en torno a mi, te digo que mi falda jamás fue perfecta ni lo será; que mi máscara jamás tapará mi cara por completo ni la tapó; y que jamás encontrarás en este baile unos ojos tan sinceros y profundos de manera directa, como los míos, pero que con palabras y con tu propia sinceridad, llegarás quizás a encontrar esos ojos en la trayectoria de tu mirada.



Un saludo, Laura.

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